Pues ya ha llegado, hoy es del día de hablar del día X, el día del Fin o como quieran llamarlo "vuesas mercedes". HOY ES EL DÍA DE ROCROI.
Tengo documentación para aburrir a cualquiera de los más pacientes lectores sobre el tema, desde tratados decimonónicos, hasta las más actuales novelas que hacen referencia al tema, como las de mi estimado autor de las novelas del "Capitán Alatriste".
Solo voy a precisar una cosa:
Ni voy a hacer un tratado de táctica militar, ni voy a colocar imágenes de soldados de los Tercios encharcados en sangre y derrotados, aunque los hubiera.
La primera vez que oí el nombre de Rocroi fué en el colegio San Clemente de Sedaví, provincia de Valencia, a un profesor que se preocupaba de dar clases de historia en 7º de EGB. Recuerdo que parecía como si hubiese sido un "antes y un después" de aquel hecho y como si todo el futuro de aquella España de la transición de aquellos años hubiese estado atado a aquel día y a aquella batalla.
De hecho, como siempre he dicho desde mi corto entendimiento, siempre hemos hecho más caso a las historias que sobre la Nuestra han contado los historiadores extranjeros que lo que han contado los nuestros propios y así nos ha ido incluso en la época actual, ya que nos ha ido mejor exagerar nuestras flaquezas a contar nuestras glorias, so pena de ser tachados de innumerables adjetivos, ninguno de ellos a mayor gloria para el que los cuenta.
Los historiadores franceses le han dado siempre mucha importancia a esta derrota española. Dicen que fué la tumba de nuestra infantería y los historiadores ingleses suelen seguir su camino por conveniencia propia. Lo que unos y otros callan es que, si bien Rocroi fue una victoria importante francesa, eso nunca hay que negarlo, ésta vino precedida y acompañada por otras derrotas francesas de dimensión y estrépito similar. el día 26 de Mayo de 1642, el General D. Francisco Manuel de Melo, con casi el mismo ejército que luchó en Rocroi, había destruido en Honnencourt al ejército francés del conde de Guiche.
Lo que está claro es que España ha tenido muy buenos soldados, muy buenos buques pero una pésima oficina propagandistica.... En fin .... tendrá que ser así..
Ya os he dicho que no voy a poner ninguna imagen de Tercios españoles derrotados, revolcándose sobre su propia sangre y lamiendo sus heridas, para eso ya contamos con autores españoles consagrados en cuerpo y alma a alimentar esta imagen. Como no podía ser de otra manera tambien contamos con historiadores franco-británicos, pero a estos les vá de oficio. Os puedo contar, y me extraña que esto no os lo cuente el alferez Iñigo de Balboa en su historia del Capitán Alatriste, que el 26 de Mayo de 1643, en Tüttlingen, un ejército imperial al mando del duque de Lorena, reforzado por los infantes de los Tercios españoles y la caballería que se salvó en Rocroi, aniquiló al ejército francés que mandaba el conde de Guebriant, que estaba igualmente reforzado por las tropas que habían vencido en Rocroi, pero ¿ a que no conocemos esto?,¿donde estaba el alférez Balboa?. Queda mejor la imagen de derrota y sufrimiento para ocultar vicios, desidias, especulaciones, robos, malversaciones y demás estafas promovidas por los poderosos para achacarlos a la forma de ser de los españoles, pero esto vá también en el espíritu de los que nacimos en la piel de toro.
En lo que sí estoy de acuerdo con ellos (con los extranjeros), es que a partir del 19 de Mayo de 1643, la supremacía militar en Europa se nos fué escapando muy lenta, pero tambien de una forma inexorable, para instalarse primero a la orilla del Sena y después, cruzando el Canal de La Mancha en los dominios de la Pérfida Albión.
No sé si habreis tenido paciencia para haber leido hasta aquí, os podría poner los antecedentes de la batalla, la biografía de los generales, maestres de campo, coroneles, capitanes de los Tercios, ordenes de batalla de cada uno de los ejércitos, nombres de los distintos Tercios... en fin, un acabóse, pero al fin y al cabo, esto pretendía ser un blog de modelismo y espero que los seguidores puedan sacar detalles y modelos para los uniformes con las imagenes que os voy a ofrecer. Seamos escuetos y precisos, dentro de lo posible, digamos que el ejército francés, que por cierto, comandaba el duque de Enghien (que luego estuvo al servicio de España, pero ese es otro cantar), contaba con unos14.000 infantes y 5.000 caballos, otros autores lo cifran entre unos 16.000 infantes y 7.000 caballos, lo curioso es que la mayoría de las fuentes que he consultado o no dán o dan datos poco fiables del arma artillera, lo cual, como ex-artillero, aunque sea español y de Infantería de Marina, me joroba.
Decir "Los españoles", como seguramente les gustaría que dijeran a los franceses es falso. Se trataba de un ejército formado por las distintas partes del imperio español, ya sabéis, "aquel que donde nunca se pondría el sol", y cosas de estas. Según el historiador o cronista de la batalla Gualdo Priorato (no suena muy español ¿verdad?) el ejército imperial estaría formado por unos 18.000 infantes y 9.000 caballos, pero otro cronista imperial (o sea, de los nuestros) Alfred Weil nos dá la cifra de 14.000 infantes y 6.000.
Aquí es cuando me acabo de cabrear por que no aparecen artilleros por ningún sitio. ¡Tela..!
Bien, esta es una pintura del siglo XVII, realizada por alguien que no estuvo en el sitio. Pienso que a poca gente (actual me refiero) le importa donde estuvo situado el Tercio de Garciés o de Velandia, o la caballe´ría española, o la francesa, si la segunda línea francesa constaba de siete batallones o seis... en fin, lo crucial del tema, es que nada más salir el sol el día 19 de Mayo, comenzó la batalla....El ala derecha de la caballería francesa cargó contra nuestra ala izquierda, parece ser que en primera instancia, como no podía ser de otra manera... fueron rechazados, pero se reagruparon al abrigo de los destacamentos de mosqueteros. Parece ser que los españoles teníamos tambien mosqueteros (no todo va a ser Dártagnan y sus secuaces) desplegados en un bosque, pero la leyenda francesa alimenta que un traidor entre los españoles los traicionó (ahí se les vé la inquina, alimentando traiciones) y el duque de Enghien envió infantes del regimiento de Picardie que sorprendieron y desalojaron a nuestros mosqueteros de allí.
Hasta ahora nada anormal, cargas de la caballería francesa, contracargas de la caballería española de Alburquerque, que fué detenida por el fuego de mosqueteros franceses, y mientras, aprovecha un hueco el conde de La Ferté que mandaba parte de la caballería francesa, concretamente el ala izquierda y carga sobre nuestro lado derecho. Pero el conde de Isemburg (que era de los nuestros) carga con su caballería alsaciana y deshace el ataque frances, con tan buena fortuna, que arrolló a los piquetes de mosqueteros del regimiento de Piemont, e incluso ¡¡tomó cañones!!, ¿donde estaban?.
Total, que los jinetes alsacianos vieron la batalla ganada, tiraron sus sombreros al aire y se dedicaron al pillaje del bagaje francés a pesar de las protestas del conde de Isemburg. Pero la caballería francesa que había quedado victoriosa en el ala derecha del ejército imperial, cargó contra los Tercios españoles que estaban colocados en el extremo izquierdo de las dos primeras filas. Estos Tercios eran el del conde de Villalba y el de D. Antonio de Velandia, que rechazaron la carga francesa a costa de bastantes bajas.
En este ataque hay que situar, o al menos algunos autores lo ven así, la muerte del conde de la Fontaine, militar lorenés al servicio de Felipe IV, que enfermo de gota y mandando los Tercios españoles sobre una litera, constituye una insólita pero entrañable imagen que no marchitarán los tiempos.
El conde de La Fontaine
Esto se alarga, pero tenemos al conde de la Fontaine muerto, al conde de Villalba y a D. Antonio de Velandia también, en aquellos años, los nobles mezclaban su sangre en los campos de batalla con los plebeyos ¡ qué cosas !!!. Y llegamos al momento clave de la batalla, que hasta ahora se mantenía indecisa. El duque de Enghien, con parte de la caballería del ala derecha francesa atraviesa por entre dos filas de infantería imperial (valona y alemana), rompiendo todas las normas de la táctica de la época, la desorganiza y la deja en una muy dificil posición para aguantar la carga del resto de sus caballos.
Ya he dicho que no iba a comentar la batalla como un estratega consumado por que no lo soy, baste decir que con este movimiento, Enghien rodea a la caballeria de Isemburg y sus alsacianos, en este momento el resto de la caballería francesa casi han terminado con los Tercios valones y los alemanes. Solo quedan los Tercios españoles.
...Y en este momento..... los tercios italianos (nótese que lo pòngo en minúscula) se dan cuenta que ha llegado el momento de retirarse. Eso sí, en buen orden, sin bajas y con las banderas al viento, acosados por jinetes franceses, pero mosqueados por no haber formado parte de la primera línea, que nos la quedamos los españoles por orgullosos y flamencos. En honor a la verdad es posible que sea una razon, ya sabeis, el orgullo de la época, etc. etc. lo cierto es que los tres Tercios italianos (ahora sí lo pongo en mayúscula) participaron muy activamente el resto de la campaña y algunos de sus capitanes son citados en campañas posteriores, incluida la victoria de Tüttlingen.
Ya tenemos a los alemanes y valones derrotados, los italianos huidos... y los españoles aguantando a pie firme, formados los cuadros y haciendo frente de picas por los cuatro costados las acometidas de la caballería e infantería francesa, hasta tres veces, sin quebrarlos, aguantando impertérritos a campo abierto...
Y llega el final que tan bien conocemos, la derrota que tantas veces nos han contado los historiadores extranjeros, que están en su derecho, lo lamentable es el crédito que le han dado los historiadores españoles, pero esa es desde mi punto de vista la tragedia de España: mientras franceses e ingleses, independientemente del partido o poder que gobierne tienen un fin nacional antepuesto a intereses partidistas en España priman los intereses de partido a los de un fin nacional. A´sí nos vá
La leyenda francesa cuenta:
"Viendo Enghien que los españoles movian sus sombreros como queriendo rendirse, se acercó a parlamentar con ellos, y algunos españoles, pensando que se trataba de un nuevo ataque, le recibieron con una descarga de balas, que milagrosamente no le alcanzaron, por lo que, furiosos los franceses por la traición empezaron a matar españoles, hasta que el propio Enghien se interpuso deteniendo la matanza".
Ya os he dicho que no soy historidor, pero no me creo que el propio duque de Enghien se acercara con su séquito, que debería ser harto numeroso como para que los españoles temieran un nuevo ataque... en fin, cosas de la propaganda francesa. El Sargento Mayor del Tercio de Castelví, D. Francisco Dávila, cuenta que Enghien mandó un trompeta (no fué el en persona, a saber por qué) y que admirando el su recio valor, les ofreció cuartel si rendian sus armas, cosa que los españoles hicieron, y en suma, la cosa se redujo a capitular como una plaza fuerte.
Esta es la última imagen que quiero poner, ni ensangrentados ni moribundos, sino altaneros y orgullosos, esperando a pié firme la última carga.... si yo hubiese sido Enghien también habría mandado a un trompeta a parlamentar.
En este magnifico cuadro de Augusto Ferrer-Dalmau se puede contemplar la magnifica estampa militar de aquellos tiempos, pero en ningun caso la última. Las bajas del ejército imperial ascendieron en aquella jornada alrededor de 4.000 muertos, la mayor parte infantes de los Tercios españoles y entre 2.000 y 2.500 prisioneros, los muertos del ejército frances se situarian entre 2.000 y 2.500.
...Y se acabó, a pesar de que hubo más victorias que derrotas en aquellos años y en los siglos posteriores, parece que la naturaleza del español está más en glorificar la tragedia de la derrota que en asimilar la magnitud de la victoria. La Historia puede ser que se repita, y dadas las circunstancias actuales no deja de tener sentido una cita del Conde-Duque de Olivares:
"Todos contra Nos y Nos contra todos"
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