Tiene lugar la batalla de Santiago de Cuba entre la flota española y la estadounidense durante la guerra de Cuba.
La escuadra española estaba compuesta por un crucero acorazado Cristóbal Colón sin su armamento principal colocado, tres cruceros protegidos Infanta María Teresa, Vizcaya y Almirante Oquendo, los tres de la misma clase) y dos modernos destructores contratorpederos Plutón y Furor, y se enfrentaba a cuatro acorazados modernos el USS Texas, USS Iowa, USS Indiana y USS Oregon, estos dos últimos de la misma clase, dos nuevos cruceros acorazados USS Brooklyn y USS New York; este último regresó justo a tiempo para participar en el final de la batalla, un cañonero USS Ericsson y tres cruceros auxiliares USS Gloucester, USS Resolute y USS Vixen. La desproporción de fuerzas era evidente.
Combate naval de Santiago de Cuba
Almirante D. Pascual Cervera y Topete, fue incapaz de idear una estrategia militar coherente y estructurada, procesado por ello, salió absuelto.
Los cruceros auxiliares Cristobal Colón y Vizcaya
A bordo del Furor, murió Villaamil intentando subir a la torreta del cañón de proa para disparar contra los estadounidenses. Una vez liquidados los destructores, la escuadra americana persiguió al Vizcaya hasta dejarlo también fuera de combate.
Daños en el crucero Vizcaya
Crucero acorazado Almirante Oquendo. Fué el buque más castigado durante toda la batalla.
La escuadra española fue enviada a una guerra perdida de antemano por unos dirigentes políticos que conocían la superioridad del enemigo, pero la población española no habría permitido que el ejército no actuara ante un ataque contra el territorio nacional ya que Cuba no era considerada una colonia, sino una provincia más del país.
El crucero Cristobal Colón hundido en Santiago de Cuba.
Prisioneros de guerra españoles en Seavey's Island, Portsmouth, New Hampshire.
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