Tiene lugar el primer enfrentamiento entre la Grande y Felicísima Armada de España dispuesta por Felipe II para invadir Inglaterra (La denominación "Armada Invencible" es acuñada en Inglaterra, y fue aprovechada por la propaganda anti-española para emplearla en la Leyenda Negra), y la flota inglesa que comienza a avasallar tímidamente a la Grande Armada con tímidos cañoneos a larga distancia.
La Grande Armada.
En este primer enfrentamiento ocurren dos accidentes no tan importantes para la «Grande»: se pierden dos galeones españoles, el navío insignia de Pedro de Valdés, el San Salvador y el Nuestra Señora del Rosario. En el primero parece ser que explota la santabárbara del buque, el pánico y desconcierto del personal a bordo hacen que éste se entregue y quede a merced de Drake. De nuevo, algunas leyendas afirman que fue la consecuencia de un acto de sabotaje inglés, pero tampoco hay constancia de nada que se parezca a este hecho.
Explosión del San Salvador.
La pérdida de dos navíos importantes como los mencionados, así como las pequeñas refriegas, no fueron tan graves para los españoles como el botín conseguido por los ingleses, ya que, al menos uno de ellos, iba repleto de víveres, munición (aunque poco quedaría del San Salvador) y demás material para el aprovisionamiento de la «Grande».
La Armada española en formación de combate.
La Gran Armada en lo que fracasó fué en su misión de recogida de las tropas, debido a causa del mal estado de la mar, estado que se prolongó durante su travesía de retorno, los medios y la cartografía de la época. Sin embargo la tradición, fuertemente arraigada en el mundo anglosajón y popularizada por él, sostiene que fue directamente la flota inglesa quién derrotó la armada de España en combate, incluso aniquilándola, lo cual es falso por que aunque Francis Drake asaltó Cadiz, Cárlos de Amésquita hizo lo propio en las costas de Cornualles, saqueando las poblaciones de Paul, Mousehole y Newlyn y demás pueblos de los alrededores, pero hoy se conoce que se trataron de naufragios en su mayoría ocasionados por la meteorología, y que tres cuartas partes de las naves (87 barcos) de la gran armada regresaron finalmente a salvo a puertos españoles, aunque efectivamente se frustró su misión de transportar desde Flandes los tercios españoles para la invasión de Inglaterra.
Ruta de ida y vuelta de la Gran Armada donde se señalan los naufrágios de los buques españoles.
Los ingleses volcaron toda su furia artillera sobre los españoles, y finalmente Drake envió varios barcos en llamas (brulotes) contra la flota española, que trataba de aislar al barco de Drake. Los ingleses intentaron detener a la Gran Armada hasta agotar totalmente su munición, pero tras constatar la superioridad y la potencia de fuego española, la flota inglesa se dio a la fuga, llevando nuevamente a Inglaterra noticias de una "Armada Invencible". Con esto queda desmentida la teoría de la superioridad cañonera inglesa; los hechos históricos describen una actuación más típica de una flota inferior enfrentándose en la medida de sus posibilidades a otra muy superior y más poderosa, con la esperanza de retrasar en la medida de lo posible la inevitable invasión de Inglaterra.
La Gran Armada navegando frente a las costas de Cornualles.
Enfrentamiento de las flotas en el Canal de la Mancha.
La propaganda inglesa, como veremos en el transcurso de la Historia, no solo se dedicó a justificar la piratería como medio legal de comercio amparado en el modo de combatir pérfido catolicismo liderado por España, si no que inventó toda una sarta de mosnstruosas falsedades cuya hábil recopilación literaria dieron lugar a la "Leyenda Negra Española", lamentable índice de mentiras propagandísticas relatadas en beneficio propio, de lo que se harían eco en épocas posteriores los "libertadores" de la América española.
El doctor Joseph Goebbels, ministro de propaganda del régimen nazi ya señaló que "Una mentira repetida mil veces, acaba convirtiéndose en una verdad", y eso es lo que consiguieron nuestros "amigos" anglosajones y posteriormente los movimientos independentistas hispanoamericanos, que de tanto repetir mentiras, hasta los mismos españoles hemos llegado a crerlas.
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