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martes, 14 de agosto de 2012

14 de agosto de 1084.-

      Las tropas mandadas por Rodrigo Díaz de Vivar, junto a las del rey Al-Mutamán de la Taifa de Zaragoza, se enfrentan en la batalla de Olocau a las de una coalición del ejército de Al-Mundir al-Hayib 'Imad al-Dawla de la Taifa de Lérida y del rey de Aragón Sancho Ramírez como culminación de una campaña de fortificación de un castillo en Olocau del Rey, en la provincia de Castellón por El Cid.La batalla concluyó con victoria decisiva del Cid, que hizo prisioneros a un importante número de magnates.


Ruinas del castillo de Olocau del Rey, en la provincia de Castellón.


       La batalla fue bastante reñida hasta que, finalmente, al-Mundir y Sancho Ramírez se vieron obligados a huir, tras lo cual el ejército zaragozano de Rodrigo los persiguió con energía. La desbandada debió ser catastrófica, así como la derrota, a juzgar por la calidad y la cantidad de prisioneros capturados, entre los que figuraban importantes nobles de Aragón, Pamplona, Portugal, Castilla y Galicia. Muchos caballeros cristianos, posiblemente buscando fortuna tras ser desterrados, engrosaban las filas del ejército aragonés o leridano. Entre los capturados se contaban el obispo de Roda Ramón Dalmacio; Sancho Sánchez de Erro, gobernador del «condado de Navarra» (yerno del conde García Ordóñez), el mayordomo del rey de Aragón Blasco Garcés; los tenentes aragoneses Pepino Aznárez caballerizo y escanzano en el séquito del rey de Aragón y tenente de Alquézar); su hermano García Aznárez, tenente de Aibar y posteriormente de Latrás; Íñigo Sánchez, tenente de Peña y Monclús; Jimeno Garcés, tenente de Buil, Calvet  y señor de varias plazas en Ribagorza; Fortún Garcés, tenente en Punicastro; Sancho Garcés, posiblemente el tenente de Alquézar y luego de Echauri; el conde portugués Nuño Menéndez, esposo de la condesa Goncina; Nuño Suárez (documentado en 1100 y 1101), al que la biografía latina del Cid califica de leonés, aunque fue portugués y estuvo vinculado con el conde Enrique de Borgoña, yerno de Alfonso VI; los gallegos Anaya Suárez y Gudesteo Guntádiz; y el castellano García Díaz.


Batalla de Olocau, obra del genial dibujante Justo Jimeno.

     Tras esta batalla, Rodrigo Díaz recibió el apelativo de sidi (en árabe andalusí, 'mi señor'), que daría origen al sobrenombre «Cid».


14 de Agosto de 1747.-


     El navío Glorioso, que transportaba cuatro millones de pesos en plata y que ya había hundido a la fragata británica Lark, de 40 cañones, y había puesto fuera de combate a otro bergantín y al navío Warwick, de 60 cañones, que iban a robar tan preciada mercancía, avistan en este día el Cabo de Finisterre en medio de un banco de niebla. Estaban todos felicitándose por tener cerca el final del viaje cuando al disiparse la niebla vieron otra división naval británica perteneciente a la escuadra del almirante John Bing.

El navío Glorioso hundiendo al Darmouth, después se enfrentaría a otra escuadra británica.

     Siguiendo la costumbre británica de robar todo lo español que se encontrasen en el mar, estando en guerra o no, y en vista de su superioridad se lanzan a por el navío español. La escuadra inglesa estaba formada por el navío de 50 cañones Oxford, la fragata de 24 cañones Soreham y el bergantín de 20 cañones Falcon, que viendo el estado en que se encontraba el Glorioso tras los anteriores combates, se pusieron inmediatamente a su labor, consistente en dar caza a tan obstinado enemigo y apropiarse de los caudales que transportaba. Tras tres horas de combate y pese a estar dañado, el Glorioso puso en fuga a los barcos ingleses tras provocarles graves daños. Como sucediera antes, los oficiales británicos fueron sometidos a consejo de guerra y declarados culpables de negligencia en el combate, por dejar escapar la presa a pesar de su manifiesta superioridad, siendo separados del servicio. El Glorioso perdió en el combate su bauprés y tuvo nueve bajas, pero dos días después consiguió llegar al puerto de Corcubión, desembarcando allí su cargamento.

D. Pedro Messía de la Cerda, Capitán de Navío al mando del Glorioso

    Resulta sospechoso el hecho de que el Glorioso desde que zarpó de América en dirección a España fuese atacado por dos escuadras que evidentemente lo estaban esperando, avisados sin duda por alguien sobre su cargemento, lo que demuestra en esta ocasión,  como con lo ocurrido con la escuadra de Bustamante que Gran Bretaña tenía un servicio de espionaje excepcional en los puertos de América.

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