20 de Septiembre de 1779.-
Los españoles al mando de D.
Bernardo de Gálvez, toman el fuerte de
Baton Rouge, dentro de la
Guerra de Independencia estadounidense.
Después de haber tomado el fuerte de
Manchak, y de haber descansado durante varios días en que restablecieron sus fuerzas, los soldados de
Gálvez estaban ya dispuestos para llevar a cabo el segundo cometido:
Baton Rouge. Este fuerte se encontraba mucho mejor protegido y pertrechado que el de
Manchak. Se hallaba rodeado de zanjas y canales, y contaba con 18 cañones y 600 soldados, todo bajo el comando del coronel inglés
Dickson. La defensa de dicho fuerte presentaba, pues, dificultades para
Gálvez mucho más serias que las que había encontrado en
Manchack. La decisión tenía que ser clara, definitiva y rápida: o ponerle sitio o atacar de frente. Ambas presentaban peligros. Si ponían sitio, corrían el riesgo de que éste durara demasiado tiempo y su ejército, que no estaba preparado para ello, pudiera desintegrarse. Entonces, optó por la segunda fórmula, la del ataque.
Soldados españoles atacando Baton Rouge.
Para ello ideó la siguiente estrategia: al anochecer, y bajo el amparo de la oscuridad de la noche, un buen número de sus soldados excavaría una trinchera, en la cual se plantaría la artillería. Al lado opuesto del fuerte, otro grupo numeroso serviría de anzuelo y carnada, es decir, haría creer a los ingleses que allí estaba lo grueso de la columna militar. El propósito era que los ingleses dispararan contra ellos, malgastando de este modo el parque que tenían. En realidad, a lo que estaban disparando era a los árboles, detrás de los cuales se escondían los soldados de
Gálvez. Este ruido de pólvora ayudaba a opacar y silenciar el ruido causado por los que estaban cavando y abriendo trincheras del otro lado. Así se pasó toda la noche.
Fuerte New Richmond, capturado por los españoles en Baton Rouge.
Al amanecer, los cañones que
Juan Álvarez había traído por mar, puestos ya en las trincheras, comenzaron a disparar de tal manera que, para las tres de la tarde, el fuerte estaba hecho ruinas. El coronel
Dickson, ante tal fracaso, tuvo que rendirse. No sólo se rindió
Baton Rouge, sino que, a exigencias de
Gálvez, también tenían que rendirse los fuertes de
Pan Nure y de
Natchez. Y así fue que, bajo el liderazgo de Juan
Villebreuve, además de los 600 capturados en
Baton Rouge, se le rindieron también los 80 granaderos ingleses de
Pan Nure y de
Natchez. De esta forma se despejaba completamente el estuario del
Mississippi de fuerzas inglesas, poniendo el gran curso navegable del río bajo control aliado. La victoria española permitió que, pocos días más tarde, los soldados de los
Estados Unidos pudieran navegar hacia el Lago
Pontchartrain con su bendición y expulsar a las fuerzas británicas restantes de sus aguas.
Bernardo de Gálvez.
Unos días después de la rendición de
Baton Rouge, llegan noticias a
Natchez de que
Inglaterra había declarado oficialmente la guerra contra
España. O sea, que la decisión de don
Bernardo Gálvez de guardar secreto absoluto sobre los despachos que había recibido de la
Capitanía de Cuba, acababan de llegar, con bastante retraso, a los oídos de los ingleses de esta región. La estrategia del gobernador
Gálvez había surtido el efecto buscado. A los pocos días, las tropas de don
Bernardo regresarían a
Nueva Orleáns para disfrutar de un descanso bien merecido.