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lunes, 10 de septiembre de 2012

Conquista de Mallorca por Jaime I 1229

10 de Septiembre de 1229.-

     Durante la medianoche del 10 de septiembre de 1229, en la costa de la actual localidad turística de Santa Ponsa, núcleo de población del término municipal de Calviá, tiene lugar el inicio de la conquista para los reinos cristianos de la isla de Mallorca, que fue lograda definitivamente por el rey Jaime I de Aragón entre 1229 y 1231. La ciudad de Madîna Mayûrqa, actual Palma de Mallorca, cayó en diciembre del primer año, pero la resistencia musulmana en las montañas duró tres más.



Jaime I en la Conquista de Mallorca.

     El desembarco de las tropas cristianas había sido pactado con un cacique local en la bahía de Pollensa, pero los fuertes vientos de mistral obligaron a Jaime I a desviarse hacia la parte sur de la isla
Las tropas de Jaime I desembarcaron en Santa Ponsa y vencieron a los musulmanes en la batalla de Portopi el 13 de septiembre de 1229. En la localidad de Santa Ponsa se eleva una cruz conmemorativa del acontecimiento y se celebran durante las mismas fechas representaciones del desembarco.
Aunque la batalla fue ganada por las tropas cristianas, estas sufrieron bajas de importancia como las de Guillem y Ramón de Montcada. Tras este enfrentamiento el camino hasta la capital de la isla, Madîna Mayûrqa, se presentó libre de obstáculos para las tropas invasoras que se prepararon para el asedio a la ciudad.


Jaime I el Conquistador ante las murallas de Mallorca.


     Tras la conquista, el rey Jaime I repartió el territorio entre los nobles que le acompañaron en la campaña, tal y como se dispone en el Llibre del Repartiment. Posteriormente, adjudicó también la conquista de Ibiza, la cual finalizó en 1235, mientras que Menorca le rendía vasallaje desde 1231.
La situación geográfica de la isla le permitió un intenso comercio de gran escala, convirtiéndose en punto de encuentro de mercaderes procedentes de varias zonas costeras del Mediterráneo: Perpiñán, Magreb, Génova, Granada, Cataluña y Valencia, donde un conglomerado formado por judíos, cristianos y musulmanes transportaban y vendían toda clase de mercancías.


10 de Septiembre de 1810.-

      Mientras se hacía presente en la ciudad de Buenos Aires el enviado de Montevideo, el capitán de fragata José Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo, se tuvieron noticias de la captura de Santiago de Liniers en Córdoba. Ante el fin de la amenaza inmediata que suponía el ex virrey, la Junta decidió no ceder y dispuso cerrar el puerto de Buenos Aires y sus dependencias al tráfico hacia Montevideo y sus controladas y cortar las comunicaciones con esa ciudad. Primo de Rivera fue despedido por la Junta por medio del secretario Mariano Moreno.


Mapa del Río de la Plata de la época.

     Ante esta ruptura formal de las relaciones entre la Junta y el gobierno de Montevideo, con acusaciones cruzadas de deslealtad e independencia, ambos gobiernos declararon el bloqueo del puerto adversario, aunque sólo los realistas contaban con una flota capaz de garantizarlo,
Este mismo día se presentaron frente al puerto 9 buques al mando del capitán José Primo de Rivera: la corbeta Mercurio (nave capitana, de 24 cañones de a 16), los bergantines Belén y Cisne, las sumacas Nuestra Señora del Carmen y Nuestra Señora de Aránzazu, el lugre San Carlos y los faluchos Fama, San Luis y San Martín.

Modelo de corbeta de guerra española.

    La fuerza bloqueadora destacó sus faluchos y capturó dos lanchas de tráfico al anochecer y otras dos al amanecer y notificó a los buques extranjeros que debían retirarse a Montevideo o Maldonado. El bloqueo se vió reforzado con la corbeta Diamante hasta su levantamiento ante la imposibilidad de hacerlo cumplir a los buques de bandera británica y al comprobar una conspiración de sus subalternos que se proponían arrestar a Primo de Rivera y sus principales oficiales y entregarse al enemigo.

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