Una escuadra británica que se compondría de al menos 20 galeones de guerra y que estaba comandada por dos insignes marinos, Thomas Howard y Walter Raleigh, es derrotada por otra española en la isla de Flores, en aguas de las Azores, donde fué capturado el galeón Revenge, del pirata Francis Drake.
Los almirantes ingleses pretendían debilitar a la corona de España con el apresamiento de los galeones españoles y evitar el resurgimiento naval que se estaba produciendo y al mismo tiempo llenar sus arcas, muy menguadas por la guerra contra los españoles.
Galeón mercante de la Flota de las Indias.
Los navíos españoles llegaron de América a las inmediaciones de las Azores, donde fueron informados de la localización de los buques ingleses, entre las islas Flores y Corvo. Al mismo tiempo, Howard tuvo las primeras noticas de la presencia de la flota española en la zona.
D. Alonso de Bazán, jefe de la escuadra española, se aprestó a la batalla dividiendo sus fuerzas para coger a los ingleses en dos frentes, sin embargo un suceso imprevisible dio al traste con las esperanzas del almirante español. El galeón del general Sancho Pardo comunicó al de Bazán que llevaba rendido el bauprés y que no podía forzar la vela para conseguir la máxima velocidad, por lo que se convino en reducir el trapo del resto de la escuadra y así llegar todas al mismo tiempo y no dejar un rezagado que podría ser presa fácil de enemigo
Flota de la Carrera de Indias.
El navío que Bazán había destacado en descubierta dio con la flota de Howard y en ese momento, Aramburu que navegaba junto a Bazán se lanzó contra ellos. Este ya conocía del ataque de los españoles por lo que tenía prestas sus naves para la defensa, pero en vista de la superioridad española optó por retirarse a todo trapo.
En un primer momento, los barcos de Aramburu persiguieron a los ingleses tal y como era su misión principal, la destrucción de la flota enemiga e incluso el San Cristóbal llegó a cañonear y disparar varias descargas de artillería al Defence mientras este maniobraba para evitar el abordaje. Maniobra que le dio resultado, ya que con la llegada de la noche, la persecución se hubo de abortar y los ingleses pudieron huir.
Frente a las costas de Corvo, el Revenge se encontraba cercado por los buques españoles y la huida era imposible. Cerca de allí, el Golden Noble y el Foresight, que también habían desobedecido las órdenes de huir se aprestaron a la lucha. Tras una hora de combate el Golden Noble se retira de la lucha y poco después lo hace el Foresight con graves pérdidas, por lo que solo el Revenge quedaba enfrentando a la flota española ya que la huida era imposible. D. Alonso, consciente de que el grueso de la flota enemiga se había escapado y de la importancia propagandística que podría tener el hundimiento o la captura del antiguo buque de Drake, concentró la mayor parte de su escuadra contra el Revenge, que ya trataba de huir, pero
nueve o diez soldados españoles del galeón San Felipe saltaron al buque ingles, pero solo lo aferraron con un cabo, que se rompió y volvió a escapar.Al comprobar que era inútil la persecución de la flota enemiga, ya que la noche era especialmente oscura, el de Bazán volvió con el grueso de la escuadra a enfrentar a la nave almiranta de los ingleses. Sobre el Revenge, los diez soldados del San Felipe peleaban en evidente inferioridad, pero tres consiguieron aguantar hasta que el nuevo abordaje por parte del San Bernabé les facilitó un camino de huida.
Captura del Revenge.
A la llegada a España, la gesta no se consideró una gran victoria, más bien una ocasión perdida. Pues se contaba con la destrucción total de la escuadra enemiga y la faena no se había culminado por la mala fortuna y quizá por la decisión de D. Alonso de Bazán de aminorar la marcha de su escuadra para no dejar solo al galeón averiado.
Los británicos sumaron a la pérdida del Revenge, la frustración de no haberse podido hacer con las riquezas de la Flota de Indias, y hay que añadir, que los barcos que huyeron de las Azores llegaron en muy mal estado a Inglaterra, con grandes pérdidas humanas y materiales, aunque consiguieron llegar todos a Plymouth.
9 de Septiembre de 1642.-
Durante la rebelión de Cataluña de 1640 fue ocupada por tropas francesas apoyadas por los sublevados catalanes la ciudad española y catalana de Perpiñán.
El castellet, en la ciudad de Perpiñan.
En el trancurso de esta sublevación, Cataluña se sometió voluntariamente al gobierno del rey de Francia y la Generalidad proclama conde de Barcelona y soberano de Cataluña al rey Luis XIII de Francia como Luis I de Barcelona. Ese mismo año, un ejército franco-catalán defendió Barcelona con éxito. El ejército de Felipe IV se retiró y no volvería hasta diez años más tarde.
Batalla de Montjuich, durante la sublevación de Cataluña dentro de la guerra de los Treinta Años.
Luis XIII nombró entonces un virrey francés y llenó la administración catalana de conocidos pro-franceses. El coste del ejército francés para Cataluña era cada vez mayor, y mostrándose cada vez más como un ejército de ocupación. Mercantes franceses comenzaron a competir con los locales, pero favorecidos por el gobierno francés, que convirtió a Cataluña en un nuevo mercado para Francia. Todo esto, junto a la situación de guerra, la consecuente inflación, plagas y enfermedades llevó a un descontento que iría a más en la población, consciente de que su situación había empeorado con Luis XIII respecto a la que soportaban con Felipe IV.
El ejército francés deLuis XIII con ayuda de sublevados catalanes, conquista el Rosellón, Monzón y Lérida. Un año después Felipe IV recupera Monzón y Lérida, donde el rey juró obediencia a las leyes catalanas.
Tratado de los Pirineos por los que España y Cataluña pierden sus condados transpirenaicos.
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