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sábado, 28 de febrero de 2015

Finaliza la Tercera y última Guerra Carlista 1876:

 
  28 de febrero de 1876.-

       Termina la Tercera y última Guerra Carlista, de cuatro años de duración. Tras ella el carlismo moderado se separaría para siempre de la corriente levantisca para formar una opción política alternativa al liberalismo. El pretendiente don Carlos de Borbón y Austria-Este, Carlos VII para los carlistas, sería el líder carismático que obraría el cambio. Su presencia misma había salvado al carlismo de su mayor crisis, cuando la línea dinástica se detuvo en su padre don Juan de Borbón y Braganza, declarado liberal.



                           El pretendiente Carlos VII, en un dibujo de la revista Vanity Fair de 1876


     Tras la proclamación de la Primera República Española en febrero de 1873, muchos monárquicos isabelinos se pasaron al bando carlista, aumentando con la insurrección cantonalista. Por el contrario, el golpe de Pavía en enero de 1874 y el pronunciamiento de Arsenio Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874, que condujo la restauración de la dinastía caída en 1868 en la persona de Alfonso XII, contribuyeron a restar fuerzas a los carlistas, así como el acercamiento al Vaticano del Gobierno español, y el reconocimiento de Alfonso XII por parte de Ramón Cabrera que publicó un manifiesto a la Nación y otro dirigido al Partido Carlista.



Infantería Isabelina.




     Carlos VII había impulsado una corriente política del carlismo, que se plasmó en «Comunión Católico-Monárquica», una alternativa católica y conservadora a la derecha de los liberales moderados. Periodistas, escritores y pensadores que rechazaban el carlismo por su pasión belicista pudieron adherirse al grupo, dotándolo de mayor vuelo ideológico.
Esta guerra carlista se desarrolló sobre todo en las Provincias Vascongadas y Navarra. La restauración de los Fueros por el pretendiente en julio de 1872, abolidos por los decretos de Nueva Planta por Felipe V, influyó en la fuerza del levantamiento en Cataluña y en menor medida en Valencia y Aragón y algunas partidas poco activas por Andalucía, así como el resto del territorio peninsular, especialmente en áreas montañosas donde practicaban el bandolerismo ante su marginalidad y escasa eficacia a la hora de establecer un vínculo con el pueblo que facilitara su actividad guerrillera.



  
Soldados carlistas de los batallones castellanos.


      Los carlistas pudieron llegar a crear un miniestado con centro en Cantavieja que, después de ser asediada, tuvo que capitular. La movilización carlista se redujo en otras zonas a pequeñas partidas aisladas; destacaban unos 400 hombres en Extremadura y las partidas de Castilla la Nueva, sobre todo en la provincia de Ciudad Real. La guerra provocó entre 7000 y 50.000 bajas.



 Los carlistas, derrotados en Montejurra, transportan a sus heridos al hospital de Irache, dibujo de Vierge, Le Monde Illustré, 4 de marzo de 1876.


       La restauración borbónica en la figura de Alfonso XII marcaría el declive carlista en la guerra hasta la derrota final en febrero de 1876. El infante don Carlos cruzaba la frontera al grito de «volveré». Su buen liderazgo había sentado las bases de un carlismo moderado y, en 1888, las dos corrientes se separarían para siempre.

CARTELES REPUBLICANOS DE LA G.C.E (34)






























































CONTINUARÁ......

viernes, 20 de febrero de 2015

Carlos V ordena estudiar la navegación por el istmo de Panamá 1524

   
 20 de febrero de 1524.-

      El emperador Carlos V dá orden de estudiar la posibilidad de unir el Atlántico con el Pacífico por el istmo de Panamá. Carlos ordenó al gobernador regional de Panamá  levantar los planos para construir una ruta hacia el Pacífico siguiendo el Río Chagres. Este fue el primer estudio realizado para la construcción de un canal que permitiera a los buques cruzar de un océano al otro por Panamá, y su curso seguía más o menos el del actual Canal de Panamá. Para cuando se terminó el levantamiento del mapa, el gobernador opinó que sería imposible para cualquiera lograr tal hazaña.


                                                           El emperador Carlos V



       El descubrimiento en 1513 del Mar del Sur, es decir, del Océano Pacífico, por parte de Vasco Núñez de Balboa, abría nuevas e importantes rutas de navegación. Por un lado, se trataba de la forma más rápida y directa de llegar a las verdaderas Indias, las Orientales. Por otro, abría un nuevo espacio de conquista con desconocidas posibilidades. Sin embargo, la conexión del Pacífico con el Atlántico era todavía una asignatura pendiente. Se hacía necesario encontrar un paso navegable que no obligase a rodear todo el continente americano.



Vasco Nuñez de Balboa


      Desde comienzos del siglo xvi, antes incluso del descubrimiento del Pacífico, Fernando el Católico había encargado a los cuatro navegantes más prestigiosos del momento, Américo Vespucio, Vicente Yáñez Pinzón, Juan de la Cosa y Juan Díaz de Solís, la exploración al oeste de las Antillas, con el fin de encontrar una vía de acceso al mar asiático. La rivalidad con Portugal, que merodeaba por la zona con idéntico propósito, hacía más apremiante el descubrimiento. Sin embargo, éste no llegaría hasta 1522, con la expedición de Fernando de Magallanes y el hallazgo del Estrecho que lleva su nombre. Era un paso adelante, pero tenía dos inconvenientes: estaba demasiado al sur y sus corrientes complicaban el retorno, por lo que se convertía en una ruta sólo de ida.



Maris Pacifici de Ortelius (1589). Uno de los primeros mapas impresos que muestran el océano Pacífico


      El 15 de agosto de 1519 Pedro Arias Dávila fundaba la ciudad de Panamá en la costa del Pacífico. La idea era que esta ciudad, bien abastecida, ahorrase el esfuerzo de trasladar a través del continente todos los pertrechos y materiales necesarios para la exploración del nuevo litoral. A su vez, por orden del emperador Carlos V, se iniciaban los estudios para la creación de un canal navegable que comunicase ambos océanos, una tarea ímproba que sólo se lograría cuatrocientos años después (se inauguraría el 15 de agosto de 1914), con técnicas y conocimientos muy superiores a los que se manejaban en el siglo xvi.


 Grabado de Pedrarias, gobernador y capitán general de las provincias de Tierra Firme.


     Lo que sí conseguirían los españoles fue una ruta híbrida, mitad navegable y mitad transitable, desde Panamá hasta una ciudad abandonada, Nombre de Dios. Para ello se limpió y drenó el río Chagres, cuyo cauce sería aprovechado en el siglo xx para la construcción del canal.

lunes, 16 de febrero de 2015

Muerte de Juan de Mariana 1624

16 de febrero de 1624.-


     Fallece Juan de Mariana S.I. jesuita, teólogo e historiador español. Fué, junto con Baltasar Gracián  un ejemplo representativo de los escritores de la Compañía de Jesús. Hijo natural del deán de la colegiata de Talavera, Juan Martín, y de Bernardina Rodríguez, fue bautizado por ello en La Pueblanueva el 2 de abril de 1536; a lo largo de su vida hubo de soportar muchas afrentas a causa de su humilde extracción.



Juan de Mariana S. I.


      Fué uno de los puntales de la Escuela de Salamanca, y también uno de los más controvertidos dentro de la misma. En 1599 publicó en Toledo De rege et regis institutione (Del rey y de la institución regia), que fue escrita a petición del preceptor del futuro rey Felipe III. Entre otras cosas, el autor defendía en ella la legitimidad de acabar con el tirano. Una afirmación que cobró súbita actualidad en 1610, cuando el rey Enrique IV de Francia fue asesinado por un demente llamado Ravaillac. Aunque éste juró no conocer los escritos del padre Mariana, cosa harto probable porque el hombre no destacaba por su cultura, ejemplares del libro fueron quemados en público en París, a la vez que se hacía lo propio con el cuerpo desmembrado vivo del regicida. Está claro que el padre Mariana salvó su vida por no encontrarse allí.




 Juan de Mariana, Plaza homónima en Talavera de la Reina.


      Pero no pudo eludir la prisión en 1607, cuando el propio Felipe III, a cuya educación tanto había contribuido, se sintió directamente aludido en la obra de Mariana De monetae mutatione (Del cambio de la moneda). Si antes había sostenido que la intervención del soberano en asuntos económicos privados constituía tiranía, como en el caso de los impuestos abusivos, ahora venía a afirmar que la inflación tenía el mismo rango opresivo, ya que la producían los tiranos al disminuir la base metálica de la moneda, devaluándola.

      Los trabajos del padre Juan de Mariana son de una asombrosa riqueza. Editó las Obras de San Isidoro de Sevilla, tradujo en dísticos latinos los libros de la Escritura Proverbios, Eclesiastés y el Cantar de los cantares, y redactó una magna Historiae de rebus Hispaniae (que él mismo tradujo al castellano como Historia general de España) en treinta libros, que abarcaba desde los orígenes hasta Fernando el Católico porque, como él mismo dijo con gran sensatez, «no me atreví a pasar más adelante y relatar las cosas más modernas, por no lastimar a algunos si decía la verdad, ni faltar al deber si la disimulaba».



 El padre Juan de Mariana.


     La muerte le sorprendió cuando trabajaba en unos Escolios al Antiguo y Nuevo Testamento, obra de exégesis bíblica que se fundaba en el texto de la Vulgata.
La plaza que se ubica el edificio del Ayuntamiento de Talavera de la Reina y un Paseo en la misma ciudad llevan su nombre; así como la plaza en la que está la iglesia de los jesuitas, en la ciudad de Toledo, entre otras.

lunes, 9 de febrero de 2015

Coronación de Luis I 1724


9 de febrero de 1724.-

     Es coronado Luis I, primogénito de Felipe V, que sería apodado "El Breve" por un reinado de apenas siete meses y una vida de sólo diecisiete años. El joven Luis llegaba al trono tras la inesperada abdicación de Felipe V y apenas tuvo tiempo de tomar la batuta. Su padre supervisaba todas sus decisiones desde La Granja, y las escasas expectativas que habían puesto sobre su reinado los opositores al afrancesamiento del Borbón, el llamado partido español, se vieron pronto frustradas.



Luis I como Príncipe de Astturias

     Luis I había nacido del enlace de Felipe V con su primera mujer, María Luisa de Saboya. Quedó, por tanto, huérfano muy joven y tuvo que convivir con su madrastra, Isabel de Farnesio, causante del carácter retraído del príncipe al negarle el amor materno y encomendar su educación a la muy severa princesa de los Ursinos. Luis tuvo una infancia triste y desgraciada, aunque para su pueblo siempre fue el «bien amado». Se trataba del primer príncipe heredero de la monarquía desde aquella calamidad desfigurada que fue Carlos II. El muchacho era esbelto y bien parecido y traía sangre limpia a la corona.



Luis I, como Rey de España en 1724.


     Luis I tuvo un matrimonio precoz con Luisa Isabel de Orleans, que fue motivo de escándalo en la corte. El príncipe tenía quince años y la hija del Rey francés, trece. La esposa era una niña consentida y ordinaria, pero el príncipe, poco hecho aún a las mujeres, se enamoró de ella y pasó por alto su mejorable educación.
Un año después de consumar su matrimonio, Luis I se vio ante la responsabilidad de reinar. Es difícil considerar las causas de la precipitada abdicación de Felipe de Anjou. Lo que es claro es que el Rey presentaba síntomas claros de una enfermedad depresiva, agravada por el fracaso de sus últimas decisiones políticas que le habían enfrentado a Francia, su natural aliada.


Luisa Isabel de Orleans.


      El joven monarca, que hasta entonces no había hecho más que llevar una vida palatina, fue acogido con esperanza. Su política no llegó ni a esbozarse, aunque hay quien incide en cierta recuperación de las señas de identidad españolas, como su preocupación por el comercio colonial. Doscientos veintinueve días después de haber sido coronado, una viruela se lo llevaba tras una rápida convalecencia. El primero de los príncipes Borbones se convertía así en el rey más breve de la historia de España.

CARTELES REPUBLICANOS DE LA G.C.E (33)