16 de mayo de 1811.-
Se libra en torno al pueblo de La Albuera, en la provincia de Badajoz, una de las batallas más sangrientas de la Guerra de la Independencia española. El ejército napoleónico del mariscal Soult contra el ejército aliado anglo-hispano-portugués comandado por el mariscal Beresford.
Mariscal Jean de Dieu soult, Duque de Dalmacia
. Parte del ejército francés se encuentra sitiado en Badajoz, esperando los refuerzos del mariscal Soult que vienen desde Sevilla.
Las tropas aliadas
(soldados ingleses, portugueses y españoles), compuestas por unos
30.000 infantes más 3600 hombres a caballo y comandadas por el
general Beresford se desplazan desde Badajoz a La Albuera para esperar al ejército francés de Soult, formado por unos 20.000 infantes y una caballería de 4.500 unidades.
General Jose Pascual de Zayas y Chacón, al mando de la 1ª División del Ejército Español.
El 16 de mayo, a las 8
de la mañana, el mariscal Soult envía una pequeña parte de su
ejército contra el centro y flanco izquierdo del ejército aliado,
mientras que el grueso de las tropas francesas da un rodeo para
atacar por sorpresa el flanco derecho del enemigo.Inesperadamente, un oficial prusiano que combate junto a los españoles,
observa por azar mientras todos los anteojos dirigen su mirada hacia el
frente y la izquierda que es donde se producen los primeros ataques, el
brillo de las bayonetas de las columnas francesas en el flanco derecho
medio ocultos por el frondoso bosque. Adelantándose a la colina,
confirma este hecho viendo a las primeras columnas descender por el otro
lado del Chicapierna.
Posiciones de los ejércitos enfrentados.
Este hecho fortuito hace que las tropas
españolas, que ya se habían puesto en movimiento, giren bruscamente
hacia la derecha para hacer frente a los franceses comprediendo que la
maniobra de Soult se ha transformado en una acción desbordante.
En este momento está la clave de la batalla, ya que los franceses
esperaban coger desprevenido y completamente desprotegido el flanco, con
el fin de arrollar las filas españolas, sin embargo estas ya estaban
prácticamente formadas y listas para disparar.
Infantería española
Mientras esto ocurre, llegan refuerzos de infantería inglesa a la
derecha de los españoles y de caballería por la izquierda, todo ello
mientras cae una lluvia incesante de proyectiles de la artillería
francesa. Como ocurriera antes, al llegar los franceses a una distancia
de 50 o 60 metros la columna francesa se detiene y nuevamente les es
imposible desplegarse bajo el fuego demoledor de la artillería española.
Tan obcecados estaban los británicos en este lance que desprotegieron su
flanco, lo que facilitó la entrada de una unidad de caballería de
lanceros polacos que, entrando en las líneas inglesas, las deshicieron
rápidamente capturando en poco tiempo a más de 800 soldados, amén de los
heridos y muertos.
Infantería británica batida en La Albuera.
Al entrar los polacos en la retaguardia española, otra división inglesa que aguardaba tras ellos, viendo delante suya a los jinetes comienzan a disparar sin percatarse de que los españoles están delante de ellos, lo que produce que estos reciban un fuerte castigo no sólo de los lanceros sino además de fuego amigo.
Lanceros polacos del Vìstula,
El humo generado tras las primeras descargas de la
infantería junto con las malas condiciones atmosféricas propician la
incursión de los húsares franceses y los lanceros polacos entre las líneas aliadas, pero finalmente son derrotados.
En estas circunstancias se produce el ataque inglés. Seis batallones ingleses forman en línea para atacar a las fuerzas
imperiales mientras los españoles todavía combatían y poco a poco se van
colocando delante de estos “nos colocamos al instante delante
dellos en orden de batalla, en medio de un fuego cruzado de fusilería
mui vivo de un grueso cuerpo de infantería enemigo, cuyas primeras
líneas se veían en lo alto de la colina” (relato de un oficial del
57º Regimiento, Brigada Houghton). El fuego era muy vivo, el avance inglés se efectúa con una temeridad
y valentía cuando menos igual a la de los franceses en sus dos
anteriores ataques, puesto que además de recibir el fuego de fusilería
en una posición más baja, la artillería, que ni mucho menos ha sido
eliminada, efectúa sobre ellos a corta distancia una matanza todavía
mayor que la que hizo la caballería polaca.
Infantería británica atacando.
Es en este avance británico donde se produce la matanza mayor,
convirtiendo a la Albuera en la más sangrienta de las batallas
napoleónicas, debida sobre todo a la inexperiencia de los oficiales británicos.
Animados sin duda por esta repentina victoria, se produce un nuevo
ataque fracés a cargo de la Brigada Werlé que aún no ha combatido y que
lo hace tan temerariamente como todos los anteriores: frontalmente.
Los españoles del general Lardizabal vuelven a ocupar la primera línea
cubriendo los huecos ingleses. También hace lo propio un grupo portugués
que se coloca a la derecha. Pero ya en esta ocasión el ataque no tiene
la misma fuerza y empuje de los precedentes. Los españoles le salen al
encuentro y la muerte del general francés Werlé junto con gran cantidad
de sus hombres hace que rápidamente el avance se detenga y vuelva sobre
sus pasos precipitadamente, siendo atacados masivamente desde los
flancos y desde el frente.
Infantería española de la División de Lardizábal.
La posición de las tropas aliadas es ventajosa y
rechazan una y otra vez los ataques de la valiente infantería
francesa, que finalmente tiene que retirarse tras sufrir numerosas
bajas.
La retirada ordenada de las tropas de Soult y el apoyo
de su feroz caballería impidieron que los aliados organizaran la
persecución y tomaran más ventaja de esta batalla.
Cerca de 6.000 soldados aliados y 4.000 franceses murieron en la batalla de La Albuera. No hubo vencedores.
Soult esperó en Llerena la llegada de los refuerzos
del mariscal Marmont, que venía desde Salamanca. Los dos mariscales
llegan a Badajoz a finales de junio con unos 60.000 hombres, sin
oposición por parte del ejército aliado, que desistió en su intento
por tomar Badajoz.
Placa conmemorativa de la batalla
Como resúmen podemos decir que si bien la actuación británica estuvo
cargada de heroísmo y coraje, los tres ataques franceses fueron
repelidos por los españoles, mal que les pese a muchos historiadores británicos,
aunque es obvio pensar que la táctica española tampoco hubiese tenido
éxito sin la colaboración británica empeñándose en la batalla como sólo
ellos saben.
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