27 de abril de 1522.-
Carlos I de España y V de Alemania.
Los mercenarios suizos, que no habían recibido su salario, exigieron una batalla inmediata, forzando al comandante francés Odet de Lautrec a atacar la posición fortificada de Colonna en el parque de Bicocca, al norte de los muros de Milán (actualmente Bicocca es el nombre de un barrio de esa ciudad). La superioridad numérica se inclinaba del lado francés, y la infantería suiza confiaba en grandes formaciones de picas para envolver y masacrar al enemigo. Lautrec accedió a regañadientes, marchando hacia Milán.
Abanderado de los mercenarios suizos.
Próspero Colonna, que mandaba las tropas imperiales, posicionó las tropas tras un altozano a un lado de un camino, estableciendo una táctica defensiva que favoreció la protección y la ordenada disposición de sus tropas. Entonces 15.000 piqueros suizos, formados en dos columnas, comienzan a cargar subiendo por aquella condenada pendiente, mientras los arcabuceros y la artillería española descargan sus rociadas de plomo. Pese a que las armas de fuego eran todavía rudimentarias por aquella época, la concentración de fuego de 4.000 arcabuces y de los cañones sobre una formación compacta que avanza lentamente es demoledora.
Piqueros suizos avanzando sobre las posiciones españolas.
En poco rato 3.000 piqueros suizos y 22 capitanes yacen muertos
en el suelo sin siquiera haber entrado en contacto con el ejército
enemigo. Los suizos comienzan a retirarse, cosa inaudita hasta ese
momento, y abandonan el campo de batalla. Por parte de los españoles solo hubo un muerto, pero no fue por un arma suiza sino por una coz de una mula.
Arcabucero español en Bicocca.
La lucha, que algunos calificaron como "barussa" o riña, o que apedillaron "scaramuza di 27 dil passato", o la cual se negaron darle nombre de batalla por excusar el pago a los lansquenetes alemanes, que tenían la costumbre y acuerdo de recibir una mensualidad por batalla luchada, fue una batalla con todas las de la ley, una victoria con la que se entusiasmó el emperador, si bien la parte derrotada jugó un papel tan pobre, que el nombre de Bicoca quedó incorporado a la lengua española como sinónimo de ganga: "cosa apreciable que se adquiere a poca costa".
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